martes, 25 de mayo de 2010

Me falta la conexión emocional (o la sonrisa de Tianna)

Tianna, la chica australiana con la que compartí algo más de semana y media en la casa, estaba todo el día sonriendo, y riéndose, emocionándose con cualquier programa de televisión, revista o manga que tuviese delante. Iba y venía a Tokyo como quien va al trabajo en metro (es lo que tiene el JR pass), y volvía cargada de bolsas repletas de cómics, ropa y gadgets. Había estado ahorrando durante tres años para poder venir a Japón, país del que se ha ido habiendo pasado seis semanas en él, mucho más que el turista medio.

Algunos amigos se han extrañado ante mi aparente falta de interés por el país, ante mi tono más bien calmado, ante el hecho de no haber gritado “¡ESTOY EN JAPÓN!” nada más llegar. No parece, dicen, que esté en un país por el que mucha gente suspira, por el que se planifican viajes con años de antelación, un país cuyas subculturas tienen millones de seguidores alrededor del mundo, generador de innumerables mitologías de papel y pantallas, cuna de miles de cómics, estilos propios, de los videojuegos, los gadgets más inverosímiles.

Y es que no lo estoy. No comparto ése país. Yo vivo en una ciudad de tamaño medio, agradable, llana, con buen clima, fabulosa comida y rodeado de santuarios y templos. He viajado por montañas similares a los Pirineos, pueblos de interior turísticos, ciudades trabajadoras y una gran metrópolis. Me gusta lo que veo, me gusta Kyoto, pero Japón ni tan siquiera estaba en mis 10 primeros destinos internacionales, ésos que te planteas cuando juntas más de 1000 euros. No sólo desconocía muchas cosas del país en el que vivo (menos ahora, gracias a los museos y monumentos), sinó que lo poco que conocía no me atraía en exceso, y sigue sin atraerme. No me entusiasma el manga, a pesar de que me encantan los buenos cómics; no me dice nada la mayoría de música que he podido escuchar, a pesar de que soy una de las personas con mayor espectro de gustos musicales que conozco; la poca literatura que conozco es quizás poco representativa, y los haikus, pese a mi pasado de poeta aficionado, me parecen más un ejercicio de estilo que un medio eficaz para expresar emociones.

Tianna tenía la misma sonrisa que yo el año pasado, cuando fui a ver a Elena en compañía de Mar, Amparo y Guillermo. La misma sonrisa que yo puse mientras escuchaba a Giant Sand conduciendo por el desierto de Nevada –los pelos de punta, me brillaban los ojos, media sonrisa de vaquero impostado-; la misma al contemplar las sequoias o cuando se apareció el Gran Cañón ante mis ojos; la misma al ver Death Valley, un pueblo del Oeste, al entrar en el Mel’s Drive In y al comerme la Awful Awful en Reno; la misma que cuando fuimos al Pyramid Lake y al Tahoe el mismo día, descubriendo los increíbles extremos del río Truckee; la misma que cuando me compré varias camisetas –algunas pidiendo una talla menos-, o una bolsa de discos en High-Ashbury. Sonreía y no podía esperar a contar todo lo que veía porque lo había estado viendo durante mucho tiempo. Desde San Francisco –la Bay City de Raymond Chandler- y su Alcatraz o Golden Gate, sus calles empinadas, hasta las Vegas –adonde no me hacía mucha ilusión ir, todo hay que decirlo-, pasando por el desierto y los bosques californianos. El 70% de los CD’s que ocupan las paredes de mi habitación son de grupos y cantantes de los U.S.A, y del resto una buena parte se nutren de sus influencias; aunque el origen de mis cómics es más diverso (en especial por Hugo Pratt, Moebius y Alan Moore), los estadounidenses siguen teniendo un gran peso. Y las películas, pues sí, me gusta el cine europeo, como a todo buen cultureta, pero la mayoría de mis referencias y mitos cinematográficos provienen de los U.S.A, para qué negarlo.

En el fondo, estaba visitando un país que ya conocía de antemano, sorprendiéndome por ver cómo se materializaba cosas de las que sólo había tenido noticias por una pantalla, por un dibujo o una canción. Es como cuando te encuentras con un famoso, que piensas: “¡es de verdad!”. A Tianna, claro está, le pasaba eso mismo con Japón, con el añadido de haber estado pensando en su viaje durante tres años.

Sin embargo, las referencias culturales no son la única forma de establecer un vínculo emocional con una cultura y un país. Vivir tres meses en él dicen que también ayuda, ¿no creéis?

Sobre el final de Lost

(Es todo un megaspoiler: NO LEAS ESTO SI NO HAS VISTO EL ÚLTIMO CAPÍTULO )

No, no tiene nada que ver con Japón, pero ahora que tengo un blog que actualizo medianamente me apetece comentar el final más esperado de la historia de la televisión. Y lo que tengo que decir es esto: el final no es malo. En realidad es MUY malo. Es malo por la “explicación” del asunto, es malo por la resolución de las tramas, por las incoherencias, por la traición a lo que había sido la serie durante 6 años. Los defensores están empeñados en que, como es una historia de personajes, es un buen final, puesto que se centra en ellos y se deja de historias con la isla. Vayamos por partes:

1) Una buena historia/serie de personajes es “Six feet under”, “Upstairs Downstairs” o “The Sopranos”, y no Lost, en la que las historias personales son de cartón-piedra (como el templo de Port-Aventura) y los actores, exceptuando a Terry O’Quinn y Michael Emerson, no dan la talla casi nunca. Hay gente que en primer capítulo se puso la máscara y aún no se la ha quitado. Un capítulo de cualquiera de las tres series citadas tiene más interpretación (y cine) que una temporada entera de Lost.

2) A ver si se enteran los guionistas que la gente NO seguía esta serie por ser una historia de redención, o de ver si es Jack o Sawyer quien se zumba a Kate de una puta vez –es lo que tiene ser una integrista cristiana-, sinó por Dharma, el humo negro, el oso polar, la escotilla, los momentos Hurley (Back to Future, Star Wars), los viajes en el tiempo, la Isla, los Otros... El enganche estaba en las cosas inexplicables, no en si Jack había sido mal marido, porque si nos hubiésemos tenido que aficionar a la serie por los flashbacks,, lo llevábamos claro. Lost es una serie floja en términos generales, de una calidad similar a un bestseller veraniego de moda que, eso sí, no puedes parar de leer. La gran virtud de esta serie está en su capacidad adictiva, no en su narrativa, ni interpretaciones, ni nada de eso. Sí, yo era el primero que no podía esperar a ver un nuevo capítulo; pero eso no significa que la considere buena. Conozco gente que no puede parar de comer Chetos o Eagles una vez abierta la bolsa: ¿son por ello mejores que un buen filete de ternera de Kobe? Pues eso.

3) El final es fácil, manipulador, no da absolutamente ninguna respuesta y confirma que la sexta temporada es de pena, ya que nos muestra que los Flash-Sideways NO VALEN PARA NADA. En serio, no creo que nadie pueda defender la realidad alternativa (también llamada purgatorio), puesto que no aporta absolutamente nada, son totalmente independientes (es como si me pongo a contar la historia de la peluquera de Claire) y juegan con nosotros a base de remembers de los losties. Que alguien me diga qué pintan. Qué sentido tienen. Cojones, todo el mundo se muere, para eso hay que ocupar la mitad de una temporada? Una solución mala, barata, inútil, absurda, que rompe totalmente con el resto de la serie. ¿No hubiese sido mejor ahorrárselos y centrarse en la isla? Y los minutos finales, vergonzantes.

4) Si alguien quiere un buen final abierto, que mire “The Sopranos”. Si alguien quiere un buen final cerrado, que mire “Six feet under”, con el mejor final de serie que he visto en la televisión. Que aprendan los señores Cuse y Lindelof.

5) Y por supuesto, no, no responden a casi ninguna de las preguntas principales. Estaba claro que se iban a dejar muchas cosas en el tintero (del estilo Walt, o Jin y el panda, o Libby, o el péndulo, o...), pero lo que me resulta intolerable es que no digan nada de los números (no, no aclaran NADA y son fundamentales en varios aspectos: lotería de Hugo, viaje a Australia, clave para el ordenador, números de serie de la escotilla, números de los candidatos), de los orígenes de la madre adoptiva y la biológica de Jacob y el Negro (ya que hay un Negro en todos los institutos, ¿por qué no en el de Lostland?), de la estatua, templo y movidas egipcias varias (no me valen los pufocapítulos del principio), el humo negro (¡wow! ¡sabemos que sale de una cueva con iluminación subacuática!), lo de “llevarse la luz” (de paso nos podrían explicar lo de la fusión fría, ya que parece tan fácil llevarse “la luz”), el rollo infierno/cielo de la isla (¿recuerdan ustedes el porrón?), el punto de inflexión en el que los nacimientos no son viables, la isla hundida al principio de la 6ª temporada, el padre de Jack –supuestamente Smokie- apareciendo en los flashforward de la cuarta temporada (ojo, eso significaría haber salido de la isla), el Humo Negro dejando con vida a bastantes personajes de forma inexplicable...

6) ¿Alguien entiende la obsesió de AntiJacob por convertirse en un calvo cincuentón en vez de volar en un momento en el que no le sobra el tiempo precisamente? ¿Por qué no puede salir como humo negro de la isla?

7) ¿Por qué dice Juliette que “It worked”, si no ha workeado una mierda? Es más, nadie palma por la explosión de una bomba atómica (cosa muy creíble después de estar en Hiroshima, lo juro por las barritas Apollo), no funciona (te hacen creer que sí con los flash-sideways, pero es mentira, porque están muertos) y la cosa sigue tal cual. De 10, la megacagada.

8) ¿Toda la serie para que el cetro del poder sea un tapón de la bañera de André el Gigante y una lámpara de colores cambiantes del Ikea? Menudo chasco.

9) ¿Tan poca gente hay en el mundo apta para sustituir al tipo ése que se pasa la vida tejiendo, bebiendo agua sin desinfectar y asando pescado? ¿Por qué tiene que putear tanto a unos pobres desgraciados? ¿No se da cuenta de que Jack y Kate están de lo más bien ahí afuera, lo mismo que Desmond, o Sawyer y Juliette en la isla? ¿Por qué no llama al del “Último superviviente”?

10) Se meten en unos líos de cojones. Amos a ver, si al quitar el tapón de la bañera el calvo es más vulnerable que Superman con un traje de Kriptonita, ¿qué problema había? Si tantas ganas tenía de pirarse, ¿por qué no deja lo de hundir la isla para cuando tenga un ratillo libre?

11) Desmond, me parece perfecto que quieras desintegrarte e irte con Penny, pero ¿a qué viene lo de quitar el tapón? ¿Porque tú lo vales? ¿Qué se supone que quería Widmore de tí? Digo yo que no iba a ser lo mismo que Smokie...

12) Lo del young Anti-Jacob me pone enfermo ¡Ostias, madre, pues deja salir al MIB de la isla y apañado! ¿Todo este rollo porque mami no dejaba hacer una excursión al nene? Lamentable. De hecho, el 6x15 es uno de los capítulos más prescindibles de la serie, igual que la telenovela de Alpert.

Ale, ya me he quedado agusto.

domingo, 23 de mayo de 2010

¿L'Albufera o el Biwa-ko?

Juguemos a las diferencias... ¿L'Albufera o el Biwa-ko?




Hotel Boston Plaza

Es curioso que teniendo una arquitectura y diseño admirado alrededor del mundo, los japoneses se pirren por algunos verdaderos truños de la arquitectura occidental. Generalizo adrede, porque ni todo lo japonés es cool ni bonito ni equilibrado, ni tampoco les entusiasma tanto el western style, pero aún así surgen edificios inexplicables, tanto por situación como por sus características. El Hotel Boston Plaza es un buen ejemplo: situado en Kusatsu (a 20 minutos en tren de Kyoto, es una ciudad tipo Torrent o similares), se jacta de su estilo "USA traditional" (sic). ¿Alguien me puede explicar qué hace un Boston Plaza en Kusatsu?


Los cables

En Japón, los cables van por fuera, y no es porque les parezca una buena idea poder usarlos como tendedero de zapatillas; es porque así no tienen que levantar la ciudad después de un terremoto, y es más rápido restablecer los servicios básicos. Con lo cual las calles lucen más o menos así:


What they came for

Sí, porque estoy ya parece Lost, que nunca dan las respuestas adecuadas a las preguntas que nos formulamos (susurros-style). Y es que no todos los días un gordo se va a una isla a 11.000 km de distancia de su guarida para pasar 3 meses haciendo... ¿qué exactamente?

Pues en parte, pasarme varias horas al día mirando por el microscopio (tras recoger la muestra en arrozales llenos de mosquitos, charcas inmundas y lagos llenos de botes de plástico) y viendo esto:


Alineación al centro

La mayoría de los bichos hiperrevolucionados en plan Marchenauer que véis por ahí son Chydorus sphaericus, que con su hiperactividad no dejan ver qué demonios (demonios, demonios, demonios!) hay debajo. Otras muestras también están llenas de copépodos, dafnias y afines, y multitud de bichos asquerosos de los que ni tan siquiera sabía de su existencia hasta hace dos semanas.

Y más o menos la cosa -llamémosle objetivo de mi estancia- va así: estudiar, por una parte, los ostrácodos -animalillos acuáticos que os podéis imaginar como una gamba travestida en mejillón y reducida al tamaño del cerebro de Belén Esteban- exóticos de los arrozales de Japón (para compararlos con los presentes en los de la Península Ibérica) y la distribución de una especie en particular, que se encuentra también en ambos sitios y se supone originaria de Asia, probablemente Japón. Mismamente éste:




Se trata de Fabaeformiscandona japonica, y es en última instancia lo que me ha llevado hasta Kyoto... y después dicen que no hay efecto mariposa ni huracanes! Un bichito de apenas un milímetro y peso inapreciable ha movido a un gordo desde València hasta Kyoto, me río yo de una mariposa, que moverme a mí es bastante más jodido que provocar un huracán!

martes, 11 de mayo de 2010

La forma mas inútil de perder 400 yenes

No, seguro que no es la que estáis pensando, porque sólo me puede pasar a mí. Salgo de la estacion de Himeji, y como sólo voy a estar unas horas en la ciudad, dejo la mochila y el chubasquero en la consigna, y me llevo la camara. Nada mas salir, veo que esta lloviendo, cosa que en realidad ya había notado al salir del tren, pero que se me habia olvidado. Vuelvo a la consigna, la abro y Zas! En toda la boca! Los 400 yenes a tomar por saco. Cojo el chubasquero, vuelvo a poner otra vez el dinero, salgo a la calle, y en unos 3 minutos o menos deja de llover y tan solo chispea muy levemente, sin que haga falta ni chubasquero, ni paraguas ni nada. Resultado: cargar con el chubasquero durante toda la mañana me ha costado 400 yenes. ¿Alguien da más?

Edito: yo doy más. Compro un par de sándwiches y un paquete de chicles. Me como los sándwiches y uso la bolsa de la tienda como bolsa de basura para sus envoltorios y la servilleta. La tiro a la papelera. Los chicles -100 yenes- estaban, obviamente, dentro. Repóker.

Desde Hiroshima...

Ahora estoy en mi hotel, que escogí en base a una experiencia de unos viajeros en otro de la misma cadena (cuando vuelva enlazo); es un Tokoyo Inn (hotel de negocios para japoneses) y está muy bien (bueno, la habitacion es como el camarote de los hermanos Marx); tambien me permite conectarme gratis con un portátil, así que, como tengo un ratillo hasta ducharme, os cuento algo.

El A-Dome impresiona. El museo de la bomba impresiona. Se te hace un nudo en la garganta; piensas que es bastante light, muy técnico, hasta que pasas al segundo edificio... Y empiezan los jirones de ropa, las recreaciones, las historias, las cajas de almuerzo carbonizadas, los relojes parados, los mechones de pelo, las tiras de piel, las lenguas en formol, las fotos de úlceras, los nacimientos post-bomba, los uniformes quemados, la aficion por la papiroflexia de una niña enferma.
No sales igual que entras, y me ha costado hasta cenar (cómo no, en un okonomiyaki). Parece increíble que en el sitio en el que escribo esto, hace 65 años sólo hubiesen escombros, cadáveres, restos de personas y de vidas destrozadas, hambre, miedo, lagrimas y heridas sin vendas. Que sólo hubiese lo que es aún peor que la guerra: la postguerra del vencido.

Esta mañana he estado en Himeji, en el castillo mas famoso de Japon: están empezando a restaurarlo, y por suerte aún no habian cubierto totalmente la torre con el andamio; vale la pena para hacerse una idea de cómo era una fortificación feudal japonesa, aunque llovíiznaba y ha deslucido bastante la visita. Por supuesto, todo esto gracias a los Shinkansen, cogiendo el primero a las 8 en Kyoto, saliendo de Himeji a las 2 y aprovechando toda la tarde en Hiroshima. Puntualidad y, punto MUY a favor para gordonautas del mundo entero, con asientos mucho mas espaciosos en turista que el AVE en preferente en España. Eso sí, como te retrases un minuto, olvídate: son mas puntuales que un reloj atómico!

lunes, 10 de mayo de 2010

El blog (y el gordonauta) se van de viaje

Como para ser un gordonauta no sólo hace falta estar gordo, sinó tener afición a rodar (y nunca mejor dicho) por el mundo, la semana que viene me voy de viaje, mientras espero que se llenen los arrozales para que mis bichos crezcan contentos y felices hasta que vaya yo a cepillármelos. En total 10 días en lo que lo más difícil ha sido seleccionar qué visitaba y qué me dejaba, pero en los que al final he pensado que era mejor ver menos y verlo mejor que pasarme 8 días en tren. Así que mi ruta va a ser:

  • Día 1: Kyoto-Himeji-Hiroshima
  • Día 2: Hiroshima
  • Día 3: Hiroshima-Miyajima
  • Día 4: Miyajima-Takayama
  • Día 5: Takayama-Ogi Machi-Takayama
  • Día 6: Takayama
  • Día 7: Takayama-Tokyo
  • Día 8: Tokyo
  • Día 9: Tokyo
  • Día 10: Tokyo-Kyoto
Así que...¡nos vemos en 10 días!
(Por una vez no, no en es dos semanas xD)

Una cena que no pude evitar

Como la estación de Kyoto es el Jardín de las Delicias moderno (pero pintado por alguien mucho más interesado en la comida que en el sexo), es difícil resistir a la tentación de bajar del tren y no comprar alguna cosilla para cenar (más aún si uno es un gordonauta deslumbrado por pasillos y pasillos de bares y restaurantes). Ayer no lo pude evitar, y en el mostrador de un bar de sushi con barra giratoria, me compré esto por 800 yenes:



Que yo sepa, comí atún, salmón, vieira (o prima hermana), sepia, gamba subtipos 1 y 2, huevo y pulpo. Dudo con los extremos de arriba: el de la izquierda no sé si es cangrejo o langosta, y el de la derecha es que ni idea. Eso sí, estaba de cojones, con su soja, su wasabi (lo llevan incorporado) y su jengibre. Y su cervecita Yebisu, claro xD

domingo, 9 de mayo de 2010

Algunas cosas que me molestan de Japón (no todo podía ser perfecto) Vol. 1

Pues en este primer volúmen, y por delante de cualquier cosa, me voy a centrar en los baños:
  • La parte inferior del apéndice que contiene el extremo de mi sistema excretor queda por encima de los urinarios, con lo que tengo que hacer contorsiones, o separarme bastante y montar el número para poder utilizarlos. Puede parecer gracioso la primera vez, pero en cuanto te descuidas meas por encima en plan cascada de centro comercial moderno y no mola un duro xD
  • No tienen ni secamanos, ni toallas de papel, ni res de res para secarse. O te traes tu toallita o sales con las manos mojadas. Claro, ellos no tienen que dar la mano para saludar, así que no pasan por ese momento incómodo, cuando sonríes forzadamente y das la mano de forma dubitativa, queriendo indicar que tu mano está húmeda no porque no te la hayas lavado las últimas gotitas, sinó porque no te la has secado.
  • Obviamente, las “tazas”, ecir, el minibobsleigh maligno en el que acertar y mantener el equilibrio son dos cosas difíciles de hacer al mismo tiempo. Aún no lo he usado y, mientras pueda, no lo usaré.
  • Las tazas en plan Star Trek: ¡joder, ni tanto ni tan calvo!. O te plantas con un agujero en el suelo o en un váter en el que hay que leerse las instrucciones , y ni así. A ver si se enteran de que el papel es un gran invento y ninguna máquina puede superar al control manual directo, aunque bueno, tiene sus defectos y limitaciones, como explican por aquí. Además, no me gusta que se calienten solas, porque me da la impresión de que alguien ha estado estrujando el bollicao durante dos horas seguidas y es una imagen que no me entusiasma tener en mente mientras libero a Willy xD
  • Me afeito en cuclillas. No, no es broma. El espejo de casa me llega por el pezón, así que o vuelvo con las contorsiones o me arrodillo (ante el hijo de Jor-El? No, ante el maestro Gill-Ete xD). Para peinarme (a pesar de lo que algunos piensan, sí, me intento peinar por las mañanas) es lo mismo, aunque sin cuchillas afiladas y equilibrios inestables por medio (¡Juguemos con objetos punzantes!)
  • El agua sale o la ostia de caliente (pero LA OSTIA) o acojonantemente fría. Ése punto intermedio, como tantos otros, cuesta mucho de encontrar, así que pasas de quemarte a congelarte varias veces en el mismo día. Igual por están tan delgados y viven tanto, nunca se sabe, a base de putear a la piel igual resisten más...

martes, 4 de mayo de 2010

El lago Biwa y los pescadores

Os comentaba el otro día sobre la limpieza de las calles de Kioto (he encontrado algún sitio un poco más sucio, pero en cualquier caso siempre más limpio que València). Pues bien, imaginad mi sopresa cuando me acerco a tomar un par de muestras al lago Biwa y me encuentro con esto:


Y no es un punto aislado; toda la costa que he recorrido (y me hice unos cuantos quilómetros en bici) presenta un aspecto similar. Hay muchos, pero que muchos pescadores, y llega a ser entendible que algún residuo pueda quedar, pero es que esto es tal cual l’Albufera y l’Ullal de Baldoví en sus peores tiempos. Tienen jardines milimétricamente podados, calles sin mácula y sin embargo un fantástico y cercano espacio natural lo desprecian llenándolo de basura. ¿Es porque no les importa la naturaleza o porque los pescadores son unos guarros incívicos en España y Japón? Tengo que decir que en la ruta de senderismo que hice el otro día no vi ni un sólo residuo, pero como está plagada de templos quizás eso los mantiene a raya. Seguiré investigando para ver si estaba equivocado...

Tres souvenirs


Lo que veis enla foto son tres tarjetas que ya tengo a la semana de llegar a Japón, ¡todo un récord! La primera es de BIC Camera, creo que la tienda de electrónica más grande de Kioto, en la que puedes obtener un descuento de 5% con duty free o un 10% en puntos para volver a usar. Como resulta evidente, la mayoría de turistas, si compran, optan por el descuento directo, pero yo, como tengo que volver (he encargado un anillo para trípode un objetivo, que en Valencia me pedían 120 euros sin portes y aquí me cuesta 35), me he hecho socio después de pillarme la Canon S90, la mejor compacta bolsillera del momento. Para otro post dejo la comparación con la LX3, G10, G11, EX1 y CX3, pero si queréis una compacta con buena sensibilidad ISO, angular, controles manuales (y RAW), y que quepa en un bolsillo, ésta es vuestra cámara. Lástima que en España cueste más que una réflex básica...

En fin, que ya tengo cámara para ir en bici, callejear e ir ligero cuando quiero dejar a mi fantástica D90 en casa, que para templos, paisajes y demás es una pasada, pero si sólo quiero dar una vuelta hacer disparos rápidos o incluso robados la S90 cumple, y mucho.

Lo segundo es la ICOCA, tarjeta de transporte para el tren, unos 30.000 yenes por 3 meses, lo que no es ninguna barbaridad teniendo en cuenta el uso que le voy a dar. Tampoco creo que lo lleguéis a tener, porque para un turista obviamente ni vale la pena planteárselo.

La tercera tarjeta es la que más quebraderos de cabeza me ha dado, por motivos obvios, y ojalá no la tuviese, pero bueno... El sábado, justo a la semana de aterrizar, me noté la pierna izquierda dormida, en lo que pensé que sería la típica mala postura al sentarme. Cuando me desperté al día siguiente, seguía igual y no había forma de despertarla, así que la cosa ya no era una extremidad dormida como nos pasa a todos. Con el síndrome de la clase turista en mente (sí, los gordos somos los más propensos, pueden aparecer síntomas varios días después y un París-Osaka es de lo más largo que hay por ahí) me dirigí al hospital, al que me acompañó Robin. Todo esto previa charla con mi seguro médico y con la aseguradora japonesa, con la que me ayudó Kanae, una chica japonesa que vive en la casa y que no para de solucionarme papaeletas.

Una vez en el hospital, me dieron un formulario en inglés para rellenar, y una vez entregado, apenas esperé 5 minutos a que me atendiera el médico. OJO: era fiesta en Japón, aquello era un hospital de urgencias y muchos de los otros estaban cerrados. Entré, me preguntó qué me pasaba y me dijo que era un pinzamiento de la femoral o no sé qué; yo le insistí con el tema trombosis y al final acabó recetándome aspirinas, porque decía que un medicamento anti-trombosis era muy heavy (That’s heavy duty!) para una persona tan joven, a pesar de estar gordo (cosa que obviamente no se cortó en comentar xD). Así que pagué mis 5.800 yenes a la salida, como en Mercadona, y me fui a la farmacia de la lado, en la que a pesar de ser el único esperando estuve más tiempo que en hospital para conseguir unas simples medicinas (con prospecto en japonés, obviamente).

Hoy, dos días después, sigo más o menos igual, pero ahora sé que no tiene nada que ver con el tema de los coágulos; desde Ajpaña me han comentado que efectivamente, muy probablemente sea un pinzamiento por hacer el gilipollas la primera semana y estar de pie así como 14 horas seguidas durante varios días, andar más en un día que en las dos semanas previas, cambio de hábitos de sentarme, cama, etc... Así que de momento voy a intentar tomármelo con más calma, descansar algo más y ponerme bueno, que tengo que ir a Tokio dentro de poco!

Los perros como ejemplo de civismo

No, no me gustan los perros; de hecho los detesto. Ladran, molestan, ensucian y en el mejor de los casos nunca sabes por dónde van a salir. No entiendo por qué si no te gustan eres raro, o por qué si hay un perro monísimo en la calle y tu eres el único que no se acerca a acariciarlo te conviertes en poco menos que un repudiado. Digo esto para dejarlo claro desde el principio, admitiendo que tengo una visión condicionada, lo cual sin embargo no es impedimento para escribir sobre el civismo de los amos de los perros.

En València es imposible no encontrarse con una mierda de perro a menos de 100 metros a la redonda de tu portal. Pisar una mierda de perro es algo habitual, y hay calles en las que es toda una gesta recorrerlas sin hacerlo (Sanchis Sivera, por ejemplo, que cuando llueve emana un característico olor a heces, el cual se complementa con la textura cremosa del pavimento). Muchos parques son inutilizables por culpa de los perros (a ver quién es el guapo que se sienta en esa hierba). Aparte, es raro quien no tiene un perro ladrador cerca, que cada vez que oye el ascensor avisa a toda la finca por si les interesa contabilizar exactamente los viajes del aparato y controlar el gasto comunitario. Y casi nadie lleva los perros como deberían, es decir, atados, y ni tan siquiera lo hacen cuando se acercan a un espacio natural, en el que los animales corren libre, jodiendo el ecosistema, asustando a la fauna y destrozando cuanto se les ponga por delante (l’Albufera es un ejemplo perfecto)

Ahora me diréis: son los dueños. Sí, gran parte de la culpa, por no decir toda, la tienen ellos. Así que si uno no está capacitado para tener un perro, pues lo siento, pero no puedes. No me basta con decir: “no son los perros” y arreglado, ya están exentos. Debería haber algún tipo de habilitación, y por supuesto multas GORDAS para quien no cumpliese con la reglamentación establecida (incluyendo el abandono, por supuesto)

Ahora bien, aquí en Japón, como en el resto de cosas, es diferente. Los perros no sólo son más bonitos y pequeños, sinó que no ladran NUNCA, los llevan siempre como es debido (atados), no molestan y no he encontrado aún una mierda en el suelo (ni en ningún otro sitio). No tengo que preocuparme al sentarme, ni al andar, ni al abrir mi mochila y sacar la comida, ni cuando pasa un coche por la noche por si se ponen a ladrar en grupo, ni al ir por la montaña, ni tampoco se preocupan las madres por sus niños en los parques, ni nadie.

Conclusión: efectivamente, la mayor parte de la culpa es de los dueños, pero también de la reglamentación y de su aplicación en términos muy laxos. Así que si ustedes quieren tener un perro, ténganlo en condiciones, pero no jodan al personal y no le hagan malvivir al animal.

PD: cabe recordar que vivimos en una sociedad HUMANA, y que sintiéndolo mucho con el resto de la biosfera, ni estamos en armonía con ellos ni nada parecido. Si los humanos tenemos normas básicas para nosotros, ¿por qué deberían estar exentos de cumplirlas los perros?

BSO

La BSO de un viaje siempre es importante, y más cuando uno es un apasionado de la (buena) música. Hay que saber escuchar la calle, a la gente, y los comercios, pero también es una sensación de lo más placentera cuando consigues juntar, de alguna forma que no llegas a comprender, la música que escuchas por tus auriculares con lo que estás viendo desde la ventanilla del tren o mientras andas. Estos primeros días he estado escuchando algunos discos y listas de reproducción más que otros, y no quería dejar de compartirlos con vosotros.

  • The Avett Brothers – Emotionalism (2007): gran descubrimiento que hice poco antes de venirme. Los pelos de punta, sensibilidad, enormes canciones e historias... El último disco también promete.
  • Aaron Thomas – Made of Wood (2009): sin duda uno de los mejores discos del año pasado (excepto para megacools adoradores de Animal Collective, ¿eh Rockdelux?), bello y de escucha imprescindible
  • Brendan Benson – Lapalco (2002). Uno de los mejores discos de la década y su mejor disco (lo que es mucho decir). Muy poca gente es capaz de hacer un disco tan redondo, tan perfecto, tan disfrutable, con unas melodías tan genuinas, con esas canciones, en definitiva. Canceló su concierto en València y me quedé más que jodido, pero ahora lo escucho y siempre me alegra el día. “Metarie” y “Eventually” son dos de las mejores canciones de la historia del Rock, de forma indiscutible.
  • The Association – And then... Along Comes Mary (1966): gran disco, muy en la onda del 66-67, dos años que me hubiese encantado vivir en la costa oeste de los U.S.A.
  • Bonrotllo Hits Vol.1: mi recopilación de canciones que te hacen sonreír pase lo que pase, algunas ya la conocéis ;)
  • Hidden Hits - Vol 1., 2, 3 y 4 : Listas propias de hits ocultos que hubiesen reventado la radio (o al menos tenido su oportunidad) en un país normal y no idiotizado por los cuarenta vomitables. Canciones que no son ni complicadas, ni ultra-reflexivas, ni las más cool, ni las más impactantes ni las mejores de sus respectivos grupos, pero que sí son innegables hits de 3 minutos 100% disfrutables y que van fantásticamente bien para activarse o andar a buen ritmo.

lunes, 3 de mayo de 2010

Cosas que he hecho la primera semana

Pues sí, ya llevo una semana aquí, y la verdad que si me paro a pensarlo ya he hecho un montón de cosas...
  • Visitas en Kioto: Palacio Imperial, Sento, Katsura, Shuga-Kuin, Gion, templos del noreste, templos diversos del centro (no os podéis ni imaginar la cantidad que hay...)
  • Conocerme la estación de Kioto (es como Nuevo Centro + Aqua + El Saler, apretado y con 200 restaurantes en los que TODO tiene buena pinta)
  • Desempaquetar la maleta, organizarme la habitación, hacerme cliente asiduo de la panadería Sizuya y de los supermercados cercanos.
  • Sacarme la tarjeta ICOCA (pase de tren) y el bono de autobús, que tiene cojones que sea más caro que el tren.
  • Visitar Nara (impresionante) y senderismo plagado de templos en Tenri
  • Muestreo en arrozales y en el Lago Biwa
  • Análisis de muestras, presentarme al vicedirector (ritual de entrega de tarjeta), organizar mi espacio en el museo.
  • Comprar una cámara y hacerme socio de la tienda de fotografía más grande de Kioto
  • Ir al Hospital en festivo y a la farmacia (explicación, en otro post)
  • Dar un paseo en bici por los alrededores del Biwa-ko y comer una caja de bento en la hierba, entre famílias domingueras
  • Cenar con Mark en un restaurante de ramen sorbiéndolos como gilipollas y manchándome como un niño de anuncio de detergente.
  • Cenar, invitado, por Robin y su mujer en un restaurante de un pueblo, en el que me atiborraron con salmón, ternera, ensalda, una especie de quesadilla, arroz picante con huevo, carne y verduras, bolas de carne, calamar con puerros, postres, sake, cerveza y té.
  • Probar el okonomiyaki, tempura, sushi de atún (take away de un bar de barra giratoria), ramen, croquetas de kobe, rice-cakes y rice balls.
  • Presenciar dos veces y en días distintos la manifestación del primero de mayo.
  • Ver Back to the Future en VO y con subtítulos en japonés, así como unos cuantos concursos demenciales de TV
  • Visita guiada por el museo y acuario de unas 2 horas y media
  • Hacer unas 2200 fotos

Bueno, mañana más, que me caigo, es tarde y hay que levantarse en 5 horas y algo...
Oyasumi!